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SAN SALVADOR, El Salvador – La vorágine de la violencia que provocan las pandillas y el narcotráfico en México y Centroamérica está alejando a los niños y jóvenes de las escuelas. Como consecuencia, quedan sin habilidades para incorporarse al mundo laboral, lo que impacta negativamente el desarrollo productivo de la región. “En México, los niños y docentes abandonan las escuelas por temor, aprenden con miedo y se van”, dijo Jorge Sequeira, director regional de la oficina de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), en una conferencia de prensa el 30 de enero. “En Centroamérica, las maras hacen pagar un impuesto para permitir el ingreso de los docentes y estudiantes a las escuelas, lo que ya es insostenible”. Con menos niños y jóvenes en los centros escolares, las tasas de educación formal caen. En el futuro, esos ciudadanos poco preparados tienden a desempeñar trabajos con salarios que los mantienen en el umbral de la pobreza. A largo plazo, el fenómeno contiene el avance económico de estos países, afectando negativamente el Producto Interno Bruto (PIB). “[La deserción escolar producto de la violencia] genera menos recursos, menos empleo, menos desarrollo económico, afecta el PIB y profundiza la brecha, no sólo en el sector educativo; sino también en el social, porque un grupo de menores se está perdiendo potencialmente”, añadió Sequeira. “A la larga produce un impacto [negativo] en las políticas económicas de cualquier país”. El abandono de los centros escolares ya tiene un costo en la actualidad.
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